¿Identificas las necesidades de tu piel? ¿No sabes qué productos necesitas?
Responde estas 10 preguntas para salir de dudas y saber qué tipo de piel tienes, cómo cuidarla y qué productos debes usar.
¿Lista? Completa este cuestionario, anota tus respuestas y averigua cuál es tu tipo de piel y sus necesidades:
1 – Tu piel al tacto, es…
A. Gruesa y untuosa.
B. Brillante en la zona central, más seca en las mejillas.
C. Fina y suave.
2 – ¿Tienes la piel brillante?
A. Siempre.
B. A veces, sobre todo en la frente, la nariz y la barbilla.
C. Nunca.
3 – ¿De qué tono tienes la piel?
A. Más bien oscuro o aceitunado.
B. Ni claro, ni oscuro.
C. Bastante claro o muy blanco.
4 – ¿Sueles tener granitos e imperfecciones?
A. Siempre.
B. En ocasiones.
C. Casi nunca.
5 – ¿Enrojece con facilidad?
A. No.
B. A veces.
C. Siempre.
6 – ¿Suele irritarse?
A. Casi nunca.
B. A veces.
C. En muchas ocasiones.
7 – ¿Notas tirantez o sequedad?
A. Nunca.
B. A veces, más en invierno.
C. Casi siempre.
8 – ¿Tienes poros abiertos?
A. Sí, suelo tenerlos.
B. A veces, en la nariz y la barbilla.
C. No.
9 – ¿Tu piel presenta couperosis (venitas capilares)?
A. No.
B. En muy raras ocasiones.
C. Muchas veces.
10 – ¿Has tenido alguna vez problemas de alergia con productos cosméticos?
A. No.
B. Alguna vez, sobre todo si se trataba de un producto muy concentrado.
C. Muchas veces.
Conoce los resultados:
- Si has obtenido mayor cantidad de “A”, tu piel es una piel grasa, incluso puedes tener tendencia a desarrollar acné. Por lo general es una piel más fuerte, más protegida frente a las agresiones externas. Lo ideal es que sigas una rutina de belleza con cosmética que regule tu exceso de secreción sebácea y que unifique la textura de tu piel, dándole un aspecto mate y saludable. Por cierto, no puedes olvidarte de productos específicos para tratar tus imperfecciones.
- Si has obtenido mayor cantidad de “B”, tu piel es “normal”, te recomendamos que selecciones productos acorde a tus necesidades y objetivos no olvidando nunca hidratar y protegerla adecuadamente.
- Si has obtenido B y A casi por igual, tu piel será mixta, es decir normal con tendencia a grasa.
- Si has obtenido B y C casi por igual, tu piel es normal con tendencia seca y sensible.
- Si has obtenido mayor cantidad de “C”, tu piel es fina, con tendencia a la sensibilidad y a la deshidratación. Requieres de tratamientos específicos para pieles sensibles y productos que aporten nutrición e hidratación profunda a tu piel.
Estas son las necesidades que debes tener en cuenta dependiendo de los resultados que obtuviste:
Si tienes una PIEL SECA, lo primero a considerar es que esta puede ser fruto de dos fenómenos diferentes:
- Puede estar originada por una insuficiente secreción sebácea que crea un estado alípico.
- También puede ser por la falta o pérdida excesiva de agua, lo que conocemos como deshidratación
Por tanto, cuando nos planteamos el tratamiento de este tipo de pieles, debemos buscar por una parte principios activos que favorezcan la retención de agua en el estrato córneo y que garanticen una correcta producción de agua en las capas más profundas de la epidermis. Tenemos que devolverle a la piel una correcta secreción sebácea para que disponga de una emulsión epicutánea perfectamente equilibrada.
En caso de una PIEL GRASA sabemos que el problema no sólo estriba en una secreción sebácea excesiva, sino que pueden aparecer otras alteraciones como:
- Acné.
- Deshidratación.
- Intolerancia.
- Irritaciones.
Todo ello hace que ante una piel grasa tengamos que buscar componentes activos que normalicen la actividad de las glándulas sebáceas dando un aspecto mate, que libre la piel de comedones, que impidan la formación de puntos acnéicos gracias a una acción antimicrobiana. Todo esto debe ser de una forma suave y efectiva a la vez.
Si nos planteamos ahora cómo tratar una PIEL SENSIBLE, debemos pensar que esta, al igual que la gente sensible, debe ser tratada con delicadeza. Los principios activos destinados al tratamiento de este tipo de pieles deberán ser capaces de:
- Descongestionar.
- Calmar.
- Aliviar las posibles rojeces, picores e irritaciones.
Producirán una saturación de la piel en lípidos y un grado de hidratación óptima, que garantizan una perfecta elasticidad y flexibilidad cutánea. Por último, no podemos olvidarnos de proteger, tonificar y regular la permeabilidad de los capilares sanguíneos superficiales.
Cuando buscamos componentes activos para el tratamiento de una PIEL MADURA, podemos de pensar en aquellos que ataquen la desvitalización cutánea propia de este tipo de pieles, al tiempo que realizan una acción preventiva. Tendrán que ser capaces de:
– Prevenir
– Contrarrestar la flacidez la aparición de arrugas.
– La sequedad cutánea, la pérdida de firmeza.
En definitiva, todas aquellas alteraciones propias de la madurez.
Por último, no nos podemos olvidar de la PIEL NORMAL a la que debemos preservar de las agresiones medioambientales y en la que se hace imprescindible ejercer una acción preventiva para que siga conservando su estado.
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Artículo adaptado de Germaine de Capuccini España.