Somos una sociedad a la que le gusta la calle, compartir momentos, el contacto. Es cierto que cuando llevamos un estilo de vida frenético, agradecemos esos momentos de estar en casa solos, disfrutando de la lectura o de un buen café a solas.
Pero la situación actual es distinta, por el bien común nos han impuesto quedarnos en casa, hablamos de sentimientos encontrados, por un lado sabemos que es lo correcto, pero por otro lado nos afecta emocionalmente. Estamos ante un problema sanitario que no controlamos, que se nos escapa de nuestro entendimiento, nos esforzamos por comprender, por ser solidarios, por empatizar. Todo esto nos genera incertidumbre y desasosiego, lo que se traduce en un estrés emocional.
Está demostrado que el estrés emocional afecta negativamente a la piel, ya que genera radicales libres que hace que nuestro rostro envejezca aceleradamente, lo que se traduce en un rostro cetrino, con falta de luminosidad, tez apagada. Todo esto sumado a la pérdida (temporal) de nuestro estilo de vida, hace que nuestro estado de ánimo se vea deteriorado, ya que nos movemos menos y nos relacionamos menos.
Por eso es aconsejable dedicarnos tiempo, mimarnos y establecer una rutina de cuidados para levantarnos el ánimo y poner freno al envejecimiento cutáneo. Te aconsejamos que establezcas un plan de cuidados: limpieza facial, exfoliación y mascarilla semanal, ejercitar los músculos faciales mediante rutinas de yoga facial e intentar disfrutar de pequeños placeres que en épocas normales de rutina laboral, no podíamos permitirnos.
El estrés es un mecanismo de defensa que tiene nuestro organismo para garantizar su supervivencia. Sin embargo cuando se hace crónico produce una serie de efectos que afecta a todo el cuerpo y producen problemas de piel debido al exceso de radicales libres: pérdida de elasticidad, arrugas , flacidez, piel apagada, manchas u otras enfermedades de mayor entidad e importancia. Hay que protegerse también del interior, ya que el 80% de nuestro tiempo lo pasamos en espacios cerrados. La polución no es solo un fenómeno externo, se encuentra en cualquier lugar, cada vez que abrimos las ventanas o puertas la polución entra en nuestras casas y se acumula mezclándose con otras partículas contaminantes que desprenden los sistemas de calefacción, pinturas de paredes, productos de limpieza fuertemente irritantes, que terminan por debilitar la barrera cutánea aumentando los riesgos de penetración de otros tipos de contaminantes como PM 2.5 en la piel. Estos días estamos en casa, hasta nuevo aviso y aunque intentemos distraernos con otras actividades (lectura, cocina, ejercicio…), vamos del ordenador, al celular, a la tablet: grupos de WhatsApp, memes, vídeos, fotos, juegos, los miles de directos en Instagram para realizar alguna actividad… es realmente estresante y nuestra piel lo nota. Pero no únicamente el estrés emocional puede afectar a nuestro rostro.
Esta exposición regular y prolongada a la luz azul que emiten estos dispositivos entraña un riesgo sobre nuestra visión, nuestro sueño y también sobre nuestra piel.
Si la piel no está protegida por los productos adecuados, la luz azul que emiten estos dispositivos, al igual que la contaminación atmosférica por PM2.5, puede penetrar bajo la piel y hacer que los niveles de colágeno y elasticidad desciendan rápidamente.
La luz azul forma parte del espectro solar. Su corta longitud de onda, situada entre 380 y 500 nm, proyecta una gran cantidad de energía, que, aunque en parte es beneficiosa para nuestro organismo, también puede ser perjudicial.
No solo es emitida por el sol, sino también por un gran número de fuentes luminosas artificiales como las pantallas de ordenadores, smartphones, tablets, televisiones y las lámparas LEDS.
Sólo una pequeña parte de la luz azul es potencialmente peligrosa, en concreto, la que contiene las longitudes de onda azul-violeta
La tez se vuelve más apagada, menos homogénea, aparecen rojeces y se generan hiperpigmentaciones incluso en fototipos altos.
Contrariamente a las radiaciones UV que pueden provocar una quemadura solar rápida y sus consecuencias sobre la piel son en seguida visibles, la agresión producida por la luz azul no es instantánea se generan progresivamente. Es a fuerza de exponerse, y al cabo de un cierto número de años, que va a producirse la hiperpigmentación y la aparición de las arrugas.
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Además para estos días recomendamos hacer planes en familia, cuidarnos y mimarnos mucho, ya que disponemos tiempo para ello. En la Redes Sociales de Germane @germaine_Colombia hemos activado un plan con consejos y tips beauty diarios, así mismo haremos Instagram Live.
Para evitar que el rostro sufra durante esta cuarentena, recomendamos realizar un ritual diario de belleza para lograr un rostro luminoso, sano y radiante. En primer lugar debemos limpiar mañana y noche nuestro rostro con los productos adecuados a nuestro tipo de piel. Además necesitas cosmética que consiga fortalecer tu piel desde dentro rejuveneciéndola y potenciando su capacidad de autodefensa, para que su estado se recupere paulatinamente. Y que actúe como un auténtico escudo durante todo el día, un blindaje contra la contaminación doméstica, atmosférica, los rayos solares y ahora más que nunca, contra lo digital.
Por eso, cuida tu piel de los rayos UVA que entran por la ventana, ya que son una de las agresiones más fuertes y dañinas a las que se expone nuestra piel al causar manchas, arrugas o enfermedades dermatológicas más serias y la mejor forma de protegerte de estos rayos, es usando un protector solar todos los días.
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Artículo adaptado de Germaine de Capuccini España.